Llegamos a la última clase del taller.
Como docente, el curso me ha dejado una experiencia intensa y un grupo de amigos, con los que encaramos proyectos sobre cultura y tercera edad, que ya están marchando.
Fue un año de mucho trabajo. Me encontré con un grupo especial.
Cada año que pasa, las personas a una misma edad están mucho más jóvenes. Su relación con la nostalgia es pobre. Cuando brota, es apenas una pincelada simpática, que roza otro tipo de desarrollo. Es que los nuevos grupos y en especial este, apetecen reafirmar conocimientos o sumar otros.
Fue para mí, una gran satisfacción trabajar con personas tan claras en sus pensamientos, tan dispuestas a brindar sus opiniones y a preguntar y salir al encuentro de la historia donde se les proponía encontrarla.
No recuerdo el número de lugares que visitamos, el buen ambiente y la camaradería con que los recorrimos, o escuchamos a quienes tenían algo para contarnos.
Lo bueno, es que esa ansia no se limitó al término del curso y hay proyectos de otras muchas salidas, que dadas las características del grupo, se concretarán sosteniéndose en el tiempo.
Elegí para cerrar, los comentarios de uno de los alumnos del Taller: el documentalista Jorge Surraco, hablándonos de su "Gualeguay" natal, a la que en lugar de olvidar, encarna con más fuerza cada día.
Jorge Surraco nos habla de su trabajo en esa localidad de Entre Ríos, en que consiste el trabajo que encara en estos momentos, de como lo organiza, todo teñido del amor por su patria chica.
Un símbolo de la identidad de Gualeguay (Texto y voz de Jorge Surraco)
Recordamos las galletas en Buenos Aires y, las costumbres culinarias, tanto de Entre Ríos como de Buenos Aires y cómo éstan han ido cambiando en el tiempo.
